lunes, 19 de octubre de 2009

¿Y para tí, qué es un "marrón"?


Siempre me he preguntado qué es “un marrón”, ya que estoy segura de que cada uno tiene su propia definición y será dificil encontrar dos opiniones iguales.

Yo creo que en el trabajo, hay tareas agradables y otras menos agradables, pero que forman parte de nuestras funciones y por lo tanto, no deben ser consideradas un marrón. En todas las empresas por las que he pasado me he encontrado a compañeros que invariablemente me decían “me ha tocado un marrón increíble”, cuando lo que tenían que hacer es cumplir con una de las tareas atribuidas a su puesto de trabajo.

Para mí un marrón no forma parte de tus tareas habituales, es algo que te toca hacer de rebote, inesperadamente, en un plazo insuficiente y que además, no te gusta y/o no sabes hacer.

Esta última parte es importante: una tarea inesperada, que nos llega de rebote pero que nos encanta, no es un marrón, es una “oportunidad única”.
El factor tiempo también es decisivo: si dispones de tiempo suficiente para aprender y para poder llevarlo a cabo poco a poco, se convierte en una tarea más de las que realizas regularmente, y ya no es un marrón.

Nótese además que los marrones “caen”, se “endosan”, se “colocan” ó nos “tocan”, siempre de una manera pasiva, no nos hacemos con ellos por propia iniciativa.

Quizá haya una última condición indispensable para que un marrón sea un marrón: que no puedas negarte a hacerlo ó solucionarlo. Esto es también importante, porque muchos marrones llegan hasta nosotros porque otras personas se han negado a realizar esas tareas (afortunados ellos que sí se han podido negar).

A mi generalmente, no me llegan marrones. Ahora eso sí, tareas que no me gustan tengo unas cuantas.

4 comentarios:

  1. La frecuencia con la que una persona piensa que le han endosado un marrón aumenta cuando:
    1) no están bien definidas las funciones del puesto o, aunque lo estén, éstas no han sido bien transmitidas por los jefes.
    2) alguien que estando acostumbrado a un trabajo muy encasillado en una multinacional, llega a una PYME y le cuesta asumir la importancia de la polivalencia de los puestos de trabajo, es decir, que aunque los puestos y las funciones estén bien definidos y transmitidos, no entienden que según las prioridades de cada momento, echar una mano en otro departamento en también una función adherida a su puesto.
    3) …
    Todos estos casos son muchas veces fruto de la incomunicación o fruto de pensar que los demás deben de ver, percibir y entender las cosas igual que lo hacemos nosotros.
    La solución es simple pero no por eso fácil. La solución es hablar y aclarar. La solución a veces pasa por decir “NO”, otras veces por decir “tienes razón, no me había dado cuenta”, o simplemente, para iniciar la conversación, no hay más que comenzar por un “hablemos”.

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  2. Amaia, los marrones existen, no sólo son imaginación del enmarronado...
    Ya sabes el "hot potatoes" de toda la vida que se lo endosas al que más rabia te de. Y no le alivia nada que le comuniques que en realidad no le esta quemando la mano la patata, sino que es su imaginación.
    Marrones, haberlos ailos...

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  3. Totalmente de acuerdo, Ander, los marrones existen. Y ya se sabe: el enmarronado que desenmarrone el marrón en el que está enmarronado, buen desenmarronador será. O algo así...

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  4. Claro que los marrones existen. El problema suele surgir cuando no se asumen los marrones y también cuando éstos se asumen pero por dentro uno interpreta que el marrón corresponde a otro. Del este segundo caso pueden surgir rencores y malos rollos que tarde o temprano salen de algún modo. Yo hablo de todos estos casos. Ah! Un viva por los desenmarronadores!!

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