jueves, 8 de octubre de 2009

¡Mi tiempo es tan valioso como el tuyo!


Tengo la costumbre de recibir a casi todo el que me pide una cita, ya que he sido comercial y aún ejerzo en algunas ocasiones y sé lo importante que es poder explicar y mostrar cara a cara tu producto ó servicio. A veces sé de antemano que no voy a comprar, pero nunca sabes lo que te puedes encontrar. Estoy segura de que todos, en más de una ocasión, hemos probado y/o comprado algún producto o servicio como consecuencia de una visita de la cual no esperábamos nada.

Si alguna vez me surge algo que me impide atender la visita, llamo al comercial y le propongo otra fecha. Muy ocasionalmente, no suele haber tiempo de comunicarse con el comercial y en esos casos, pido a una compañera que me sustituya, pero suele ser el último recurso.

Últimamente soy yo la que está realizando visitas a otras empresas (estoy comercializando Abla) y estoy sorprendida de la falta de rigor que estoy encontrando en alguna de ellas. En varias citas la persona que iba a atenderme no ha estado disponible, pero en lugar de hacérmelo saber de antemano lo he descubierto al llegar a la empresa; en alguna de estas ocasiones me ha atendido otra persona, con buena voluntad, pero limitándose a hacer de mero transmisor de la información.; y en un par de ocasiones me he tenido que marchar, ya que no había nadie ó nadie podía atenderme.

En mi caso, antes de ir a una visita, suelo informarme sobre la empresa: consulto la página web, me cercioro de a qué se dedican. Sin embargo, me ocurre cada vez más frecuentemente que un comercial me llame para ofrecerme un producto que no tiene ninguna relación con nuestra actividad; cuando así se lo hago ver se sorprende y me pregunta que a qué nos dedicamos, ya que su idea era errónea ó lo desconocía por completo.

Aunque no dispongo de GPS en el coche, suelo buscar la dirección de las empresas que tengo que visitar en Google Maps e intento calcular el tiempo que me llevará llegar hasta la cita. Aún así, si por cualquier razón me retraso, llamo por teléfono para avisar de que llegaré un poco más tarde. Para mí la puntualidad es realmente importante y cuando me hacen esperar me molesta: mi tiempo es tan valioso como el tuyo, me dan ganas de gritar.

Tenía este post guardado y no estaba muy segura de publicarlo. Hoy, he salido de casa a las 07:15h para llegar a tiempo a una cita que tenía en San Ignacio, en Bilbao, a las 09:00h. Cuando he llegado a la empresa, una persona me ha dicho desde el otro lado de la amplia estancia y sin levantarse de su silla, que mi contacto no estaba y que dejara mi número de teléfono, que quizá más tarde me llamaría. A pesar de haber otras cuatro personas a la vista, aparentemente ninguna podía atenderme.

He estado haciendo tiempo hasta mi siguiente visita, a las 11:00h. Cuando he llegado y he preguntado a la recepcionista por mi contacto me ha respondido que ella era mi contacto y tras un gesto de fastidio, me ha concedido 15 minutos. Me ha dicho que transmitiría esta información a sus superiores, pero que ella ya sabía que no iban a estar interesados (¿?).

Así pues, a pesar de que en tercer lugar he tenido una cita normal ó incluso podría decir agradable dadas las circunstancias, he llegado a mi oficina convencida de que debía colgar este post.

No tengo nada más que decir, de momento.

2 comentarios:

  1. Este post merece un comentario. Es que yo también soy comercial. Lo que se explica y critica en este post es una gran verdad. Me atrevería a predecir que la gran mayoría de las empresas que no son capaces de atender debidamente a un comercial externo no pueden tener un buen grado de profesionalidad en su propio negocio. Los valores como el compromiso, el respeto, la puntualidad, la responsabilidad son fundamento del “buen hacer”, del “buen ser” y del “buen profesional”. Quien falle en esto sistemáticamente es profesionalmente incompleto.

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  2. Joer, haberme llamado que estoy en Bilbao y avisaba a mi banda de macarras y les partíamos las piernas!

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