Hoy os pido un esfuerzo para reflexionar sobre algunas tendencias que se perciben en el consumidor contemporáneo, y que tienen base sociológica y/o psicológica.
Los Free-lifers un nuevo movimiento de consumidores que va a cambiar la economía.
Hacia un mundo libre.
El estar a la última en tecnología y a la vez disfrutar de la simplicidad consciente nos hará enfocarnos en lo esencial.
Un movimiento que va a influenciar a consumidores muy heterogéneos, que conforman ya la nueva vanguardia, que buscan un Slow life style.
Aunque hablamos de vanguardia estas nuevas actitudes son ya un movimiento de masas, que puede suponer en el próximo lustro el 25% de la población de Europa Occidental.
Estos nuevos consumidores imaginan un nuevo modelo de vida por encima de cualquier ideología convencional.
Esta simplicidad consciente es el resultado de un nuevo paradigma que se nos presenta, donde el dinero es un mal necesario y donde lo prioritario es lo cualitativo y no lo cuantitativo.
Además, sin dinero no hay fracaso o decepción posible.
Jim Merkel ponente en la última edición de Bioterra y autor de un libro titulado “Simplicidad Radical” nos señalaba como vivir con 5.000 $ anuales en USA, en base a criterios anticapitalistas y medioambientales y ser feliz, a la vez.
Los profesionales del marketing tenemos que ser conscientes que esta tendencia es imparable. De alguna forma es la vuelta a los orígenes, es decir, al producto y a la relación calidad-precio.
Es, en este contexto, donde se entiende la pérdida de confianza en las instituciones, bancos, gobiernos y en los discursos bien sean políticos o de marketing. Es el final de la era de las “promesas”.
La gran cuestión a discernir es, saber si esta tendencia es una manera de responder a la actual situación de crisis económica o si realmente es un movimiento de fondo estructural.
Hay que tener en cuenta que la masificación hace que el discurso de marketing sustituya a la ideología y así, el criterio personal se diluye...
Pero por otra parte, la búsqueda de la calidad entra en conflicto con precios asequibles o con la restricción del crédito.
En el mercado inmobiliario, los buenos productos, donde la localización es buena, caros siguen teniendo una buena salida y en el otro extremo pasa lo mismo con los inmuebles muy baratos. Pero entre medio el mercado está profundamente deprimido.
El gap, la brecha, se agiganta. ¿Estamos ante final del mercado masivo de gama media?
Pocas marcas son capaces, a la vez, de ocupar la alta y la baja gama, olvidándose de la personalización o costumización, necesaria para acceder a segmentos más estrechos.
Hay quién dice, que hace tiempo que se habla de esta tendencia y que no acaba de eclosionar, yo me quedaría con la idea de que existe un movimiento de fondo en Occidente donde el consumidor enfocará cada vez más su interés en lo cualitativo, por encima de lo cuantitativo. Y donde dará más valor al uso de los bienes antes que tenerlos en propiedad.
Veremos que pasa.
Por lo que observo en mi entorno más próximo:
ResponderEliminarNo conozco a ningún free-lifer que, sin haberse encontrado influido x la crisis, haya decidido consumir menos. Las rebajas están a rebosar y el turismo en euskadi está batiendo records históricos. El LDL está a tope. La gente quiere continuar consumiendo de manera más barata. Todo apunta a que cuando pase la crisis volveremos a viajar más lejos. Respecto a la pérdida de confianza en las instituciones y bancos …. conozco a muchos. La tendencia es a ser más autosuficiente. Veremos cómo se va transformando la sociedad.
Volvemos a los origenes, al producto que necesitamos solamente, y estudiando su calidad y precio.
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