Es evidente que toda persona que se apresta a pronunciar una conferencia sabe qué va a decir. Tiene preparada su presentación, sus frases, sus argumentos, incluso el chiste.
Se lo sabe y lo domina. Esta tranquilo. Sabe la respuesta al “qué” sobre su conferencia.
Sin embargo, quizás no conoce la respuesta a las otras dos preguntas obvias : ¿ Donde ? y ¿ Cómo ?
Tengo
clasificados dos tipos diferentes de ponentes o conferenciantes: los que saben y los que suponen.
Con los que saben los márgenes de error son muy estrechos. Se informan primero sobre las características del lugar, del tipo de evento, de las características del publico asistente, de los idiomas, de las duraciones, de la dinámica, etc. con lo que dejan bien atada la puesta en escena del evento. Toman el control. Son los ponentes ideales.
Sin embargo, por desgracia, la mayoría suben al escenario de la mano de las suposiciones. Suponen que la charla será en este u otro formato. Suponen que tendrán un micro de solapa, suponen que habrá preguntas, suponen que su presentación se vera correctamente en la sala, etc.
Pero sobre todo, dan por hecho que los
organizadores del evento, o sus asesores y asistentes, tienen las respuestas al ¿ cómo ? y ¿ donde ?… Es decir, suponen que alguien se ha encargado de esas cosas que parecen anecdóticas comparadas al importantísimo discurso que van a pronunciar.
Muchas veces estos organizadores ponen en riesgo la imagen de las personas que invitan a sus conferencias y charlas. Incluso pueden conseguir que lo anecdótico sea el contenido del discurso y lo relevante la mala puesta en escena.
No se han hecho esas preguntas que el ponente supone ya respondidas. En esos momentos, cuando hemos saturado de suposiciones el evento, empieza a oler a azufre : es el infierno. No hay margen de maniobra, la sala abarrotada, cientos de ojos y oídos dispuestos a juzgar lo que se les presenta… Y recalco lo de ojos y oídos.
Ahí intervenimos nosotros. Hacemos lo que se puede en el escaso margen de tiempo que disponemos; a veces unos segundos mientras el conferenciante sube las escaleras del escenario.
Los organizadores de eventos, los asesores y asistentes de muchas personalidades que habitualmente pronuncian discursos, deben tener bien clara la respuesta a esta sencilla pregunta : ¿ Donde y Cómo va a dar la charla el ponente ?
Por ejemplo :
¿ Donde ? : Tipo de sala; Iluminación; Disposición : sentado, de pie ; Movilidad : quieto, libre por el escenario, limitado a una zona concreta; Ubicación precisa relativa al resto de ponentes : tú aquí, él aquí; Etc.
¿ Cómo ? : Algunas respuestas vienen condicionadas por el Donde ; Micro de solapa o fijo (¿ tiene la ropa adecuada para un micro de solapa ?); Presentación multimedia; Idiomas (ojo con las preguntas); Orden de la presentación ; Sistemas de apoyo: tipo de ordenador, presentador, punteros laser ; Etc
Aconsejo al organizador crear una tabla con estas y otras preguntas. Y sobre todo aconsejo marcar "los supuestos" y evaluarlas sobre el total. Esto dará pistas sobre si el día del evento corremos un elevado riesgo de convertir nuestra, muy seria, conferencia en una versión improvisada de la Divina Comedia y su infierno de Dante.